En el centro de una controversia religiosa, la pastora Yesenia Then, conocida por su labor como predicadora y escritora cristiana, se encuentra ahora bajo el escrutinio público debido a las acusaciones del pastor Leonardo Bailey. Este último la ha señalado como una falsa profeta y la ha instado a arrepentirse de sus errores y a dejar de distorsionar la Palabra de Dios.
Según Bailey, la pastora Then ha manipulado las Sagradas Escrituras al promover enseñanzas erróneas que van en contra de la sana doctrina cristiana. Entre las acusaciones formuladas se encuentran las siguientes:
La distorsión de la oración y la fe: Bailey afirma que la pastora Then ha enseñado que los cristianos pueden exigir sus deseos a Dios y que Él cumplirá todas sus peticiones, lo cual contradice la esencia misma de la oración basada en la voluntad divina.
El poder de sanación: Otra acusación que pesa sobre la pastora es la afirmación de poseer poderes de sanación al tocar o soplar sobre las personas. Esta práctica, según Bailey, carece de fundamento bíblico sólido y ha sido utilizada para atraer a fieles en busca de curación.
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La búsqueda de riqueza y fama: Se acusa a la pastora Then de aprovecharse de la fe y la necesidad de sus seguidores para obtener dinero y reconocimiento. Esta actitud se contrapone a las enseñanzas bíblicas sobre la humildad y el desapego de las riquezas materiales.
Bailey, en su llamado a la pastora Then, la exhorta a someterse al Señor, a humillarse ante Él, a reconocer sus errores y a pedir perdón. También le insta a retractarse públicamente de sus enseñanzas erróneas y a apartarse del ministerio hasta que sea restaurada por Dios.
Este conflicto plantea preguntas fundamentales sobre la verdadera naturaleza del cristianismo y pone de manifiesto la importancia de adherirse a los principios bíblicos genuinos. La riqueza monetaria y la fama, lejos de ser objetivos loables, pueden convertirse en obstáculos para una relación auténtica con Dios, como lo enseña la Biblia. Las Escrituras nos advierten sobre la dificultad que tienen los ricos para entrar en el reino de los cielos y nos recuerdan que nuestra verdadera riqueza debe encontrarse en una fe sólida y en una relación cercana con nuestro Creador.
En momentos como estos, es esencial recordar las palabras del propio Jesús, quien dijo: “No acumulen tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido destruyen, y donde los ladrones se meten a robar. Más bien, acumulen tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido destruyen, y donde los ladrones no se meten a robar. Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón” (Mateo 6:19-21). Estas palabras nos invitan a reflexionar sobre nuestras prioridades y a buscar una verdadera conexión espiritual por encima de las posesiones terrenales.