Luego de convertirse al cristianismo, uno de los cantantes de rock satánico más temido y respetado de la historia de la música, advierte de la existencia del diablo, y pide que “no se le tome en broma”.
Su verdadero nombre es Vincent Damon Furnier. Su nombre artístico, Alice Cooper, era el nombre de una bruja y hechicera que, según cuenta la leyenda, fue asesinada en Salem, Estados Unidos, a finales del siglo XVII a manos de unos de unos protestantes radicales.
Alice Cooper fue uno de los pioneros en mezclar rock con espectáculo. Se le considera el padrino del “Shok Rock”, el término utilizado para designar una variedad de rock –propia de finales de los 50- en la que los cantantes mezclaban su música con trucos de ilusión de alto nivel utilizando elaborados efectos especiales.
Solista de hard rock y heavy metal, Alice Cooper fue uno de los primeros artistas cuya música fue descrita con el término “Heavy Metal”. Hizo de sí mismo un personaje surgido de las más sórdidas pesadillas, dándose a conocer como uno de los más terribles rockeros satánicos de la historia, convirtiéndose en el maestro de otros músicos como Marilyn Manson.
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La puesta en escena de sus conciertos nunca defraudaba. Protagonizaba escenas de lo más macabras utilizando guillotinas, sillas eléctricas, sangre falsa, muñecas diabólicas y una serpiente pitón que solía llevar sobre su cuello.
Desde que se convirtió al cristianismo, Cooper ha defendido quecualquiera puede ser cristiano, incluso una estrella de rock. “En la Biblia no está escrito en ninguna parte que una estrella del rock no pueda ser cristiana. ¿Cuántos cristianos –se pregunta el artista- no serán francotiradores, boxeadores o cualquier otra cosa? El cristianismo puede pasar a través de todos los tipos de oficios, tal vez el de una estrella del rock sea el menos peor…”, señaló Alice Cooper.
“¡Tengan cuidado! Satanás no es un mito; no vayan por ahí creyendo que Satán es una broma”, advirtió en otra ocasión el ex-rockero satánico. “No quiero convertirme en una celebridad cristiana”, aseguró en la revista musical Hard Music Magazine, porque “es muy fácil concentrarse en Alice Cooper y no en Cristo. Yo soy un cantante de rock. No soy nada más que eso. No soy un filósofo. Me considero muy abajo en la escala de cristianos conocedores. Así que no busques respuestas en mí”.
“Ser cristiano es algo en lo que vas progresando, es una dinámica en movimiento. Uno va aprendiendo. Uno va a su estudio bíblico. Uno debe rezar. Yo era una cosa antes. Ahora soy algo completamente nuevo. No juzguen a Alice por lo que solía ser. Alaben a Dios por lo que soy ahora”, concluye.
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