Jamas podre olvidar el momento que un ministro pentecostal nos sugirió que invocáramos al mismo enemigo. Fueron tantos pensamientos que se me vinieron a la cabeza como: conmoción, miedo y de que siendo yo el anfitrión de la conferencia estaba mas que seguro que perdería mi trabajo. Se escucharon jadeos audibles por todo el lugar; todos tenían la misma reacción.
La verdad es que era un estrategia de gran riesgo, sin embargo la medida tuvo su efecto deseado (al menos, no tuvimos ninguna queja después). Eso nos hizo dar cuenta que nuestra perspectiva acerca del poder y la realidad de Dios es profundamente segura, pero algo mas paso. Su minúsculo truco aprovecho el profundo conocimiento de que todos contamos que el mal no es algo aleatorio y la oscuridad no esta exenta de agenda. Si creemos en el mundo espiritual, hay que reconocer que existen tipos buenos y malos.
Si miramos las Escrituras, parece una figura importante. El famoso hace que Jesús se involucre directamente en el desierto, y trata cada truco del libro para engancharse a la humanidad de Jesús y arruinar su perfección. Cuando Jesús habla de él, en Juan 12 contra 31, en realidad se refiere a él como ‘el gobernante de este mundo’; mientras que Pablo lo llama ‘el dios de este siglo’ (2 Corintios 4 v 4). Varias epístolas del Nuevo Testamento advierten contra él: Pedro lo llama “león rugiente, buscando a quien devorar” (1 Pedro 5 v 8), Juan lo llama “el malvado” que tiene la mayor parte del mundo bajo su hechizo (1 Juan 5 v 19). Este es un personaje bastante serio, y estas muchas advertencias sugieren que es una realidad de la cual deberíamos estar muy conscientes.
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Porque si estás preparado para mirar el mundo a través de ese lente de guerra espiritual, tiene mucho sentido. No estoy sugiriendo que veamos demonios escondidos en cada esquina, lo que provoca cada acto individual de error en el mundo, pero tal vez deberíamos verlos en una perspectiva más amplia. No solo en los actos de maldad indecibles cometidos por unos pocos individuos (aunque estoy bastante seguro de que el enemigo está involucrado en muchos de ellos), sino en los procesos injustos y oscuros ideales que tan a menudo gobiernan nuestro mundo. El amor al dinero y el maltrato a las personas como resultado; prejuicio, que busca reducir y deshumanizar a los individuos e interrumpir el orden del Reino de Dios; el deseo de guerra y la acumulación de poder. Estas son las cosas que deleitan a ‘el gobernante de este mundo’, y ellos ‘son los sellos de su versión deformada de un reino. La Biblia lo muestra repetidamente, desde el Edén en adelante, como un tentador, y es esta arma de tentación la que creo que está detrás de tanta maldad en nuestro mundo.
Incluso, ese no es el final de la historia. La Biblia no solo nos dice que hay un enemigo, sino que finalmente Dios tiene la victoria sobre él. De hecho, gracias al poder de la Cruz y la extraña realidad no lineal del tiempo desde la perspectiva de Dios, esa victoria ya se ha ganado. Por lo tanto, no debemos temer a nuestro enemigo, solo tenerlo en cuenta.