Uno de los grandes testimonio de la comunidad evangélica que se viralizo, hablamos del testimonio de la pastora Ezenete Rodriguez, quien fue educada en un hogar cristiano, a medida que pasaron los años tuvo un encuentro con el Señor. Ezenete estaba en coma y la familia y los médicos ya preparaban el funeral, pero, milagrosamente, ella volvió a la vida. De acuerdo con la pastora, una mano poderosa la tocó y ella despertó.
Después de algunos años, la pastora quedó embarazada y perdió al bebé, los médicos le aconsejaron retirar al niño, pero la pastora se negó. Ella oró durante una noche entera y, cuando regresó al hospital, pidió hacer un ultrasonido y constataron que el bebé estaba con latido.
Mediante un vídeo ella narro su historia: “A la edad de 14 años entregue mi vida a Cristo y me enamore de su palabra. En cuanto le empece a servir caí en cama con una fuerte enfermedad, padecía una fuerte gripe que me duro 2 semanas. Todos esos días me la pase con fiebre, incluso me detectaron una infección en los intestino. Dicha inflamación recorrió todo mi cuerpo y a los 15 días estaba en el hospital padeciendo anemia.
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Me realizaron una gran cantidad de exámenes para saber como podrían proceder conmigo, a la ves me hicieron una endoscopia. Me detectaron una fuerte aneurisma. Los doctores les dijeron a mis padres que debían operarme, para sacar algunos órganos, lavarlos y ponerlos en su lugar nuevamente, lo único que lo impedía era la anemia, si no lo hacia moriría, Dios tiene el control de todo y sus propósito no fracasan. Seguí así por 3 años y luego pase por 3 comas.
En el ultimo fui llevada a San Pablo estuve 2 años y medios tratándome en ese lugar, los doctores le avisaron a mis padres que reunieran a toda la familia, porque ya no tenia remedio. Semanas ante de entrar en coma una sierva de Dios me dijo que estaré pasando por el valle de la sombra de muerte, pero que Dios lo haría conmigo. Y que las naciones me conocerían, Estas palabra no salieron de mi corazón. Semanas después regrese al hospital muy mal, ya mi familia me veía sin esperanzas, sin embargo, ese día fui visitada por Jesús, Solo sentí una mano muy grande que toco mi espalda y dijo: Yo soy la vida, y soy yo quien la da. En ese momento comencé a gritar y a pedir agua.
Luego de tres días ya estaba en casa, para la Gloria de Dios, los médicos me declararon sana, mis órganos estaban en su lugar funcionando perfectamente, esa experiencia cambio mi manera de buscar de Dios” asevero.